jueves, 21 de julio de 2011

TOMEN NOTA Y ACTUEN EN CONSECUENCIA

Ayer fue un día triste para todos los militantes y simpatizantes del Partido Popular de la Comunitat Valenciana. Dimitió nuestro Presidente para defender su inocencia en el esperpéntico asunto de los trajes sin perjudicar los intereses de nuestro partido y los de todos los valencianos. No fue así para otros que no pudieron ganarle en las urnas y ahora celebran su victoria de haber conseguido lo que no pudieron democráticamente. Unos partidos que han dedicado todos sus esfuerzos a desgastar a nuestro Presidente, en vez de colaborar a la gestión de nuestras instituciones con propuestas dignas de una oposición que debería tener intención de gobernar algún día.

Hemos perdido un gran President. Un hombre honorable, recto, de grandes convicciones y firmes principios, cuyo único lapsus ha sido no guardar las facturas de unos trajes que ha dicho haber pagado y sin que exista más prueba de contrario, que la declaración contradictoria de un personaje con ninguna credibilidad después de haber sido despedido.

Esta estrambótica historia no tiene ni pies ni cabeza, pero ha servido a la oposición y al partido de Zapatero en el Gobierno para perseguir hasta la extenuación al mejor Presidente que ha tenido esta comunidad.

La dignidad se ha demostrado dimitiendo; y cuando uno hace una demostración de generosidad de tal categoría, debería servir de ejemplo para todos aquellos que con autentico motivo no dimiten. Nuestro Presidente no sólo ha dimitido, sino que además, va a dar la cara ante quien corresponda ¿Qué pasará cuando sea declarado inocente?, ¿De qué forma le resarcirán en su honor?, ¿Alguien se lo ha planteado?

Ahora, el Gobierno, sorprendido ante semejante gesto de responsabilidad, continúa intentando justificar sus indecencias e incapacidad con argumentos falaces, mientras mantienen en sus puestos a los responsables de los fraudulentos ERES de Merca Sevilla, al Vicepresidente Chaves que con total impunidad adjudicó ayudas multimillonarias a las empresas de sus dos hijos y a su máximo referente, el increíble Rubalcaba (que lleva intrigando en los gobiernos socialistas y en el PSOE desde antiguo), como presunto candidato a la Presidencia de España. Un candidato, de momento, que tiene el “gran” honor de haber ostentado el Ministerio de la Presidencia del Gobierno de los “GAL” y lo mismo, más el de Interior en el gobierno del “Faisán”. ¡Con toda la cúpula policial de su Ministerio procesada por colaboración con banda armada!, ¡Manda huevos!

La dignidad que ustedes exigían se ha demostrado dimitiendo. Tomen ustedes nota y actúen en consecuencia. El sacrificio que acaba de realizar Francisco Camps es un ejercicio de responsabilidad en toda regla que debería hacer reflexionar. La campaña electoral que ya es inminente tendrá que olvidarse de esta persecución.

Nuestro Presidente ha elevado el listón de la dignidad política hasta cotas muy altas. Camps ha mostrado el camino que debe seguirse cuando se pone en duda la honorabilidad de un político de forma tan grave. El tiempo demostrará su inocencia.

viernes, 15 de julio de 2011

EL ESPERPENTO JUDICIAL DE LOS TRAJES

Último y definitivo episodio de la persecución político-judicial a nuestro President Camps. Finalmente, se ha decidido abrir este esperpéntico juicio para desprestigiar a quien es uno de los mejores referentes del buen gobierno y de la defensa de los intereses de la Comunitat Valenciana en todos los foros e instituciones.

No es de extrañar que tengamos que aguantar esta ignominia del “aparato” del Estado cuando España sufre la peor de sus crisis, el paro alcanza records históricos, la cúpula del Ministerio del Interior nuevamente procesada y mientras, BILDU, los cómplices de la banda armada, sentados plácidamente en las instituciones vascas por voluntad de un estamento judicial cada vez más controvertido.

Como no han podido batirlo en las urnas, el entorno jurídico cercano al Gobierno ha decidido realizar un último esfuerzo para debilitar al mejor de los Presidentes que esta Comunidad ha tenido y no han podido imaginar nada más grave y vejatorio contra él que sentarlo en el banquillo.

Dirán ustedes: ¡Y qué va a decir éste cuando han puesto a su jefe de filas en el banquillo! Pues, podría no decir nada y comenzar tranquilo mi fin de semana mirando hacia otro lado. Hago lo que me dicta mi conciencia y no es otra cosa que defender a aquella persona cuya honorabilidad está injustificadamente en entredicho por un asunto falso, fruto de una cacería política, cuyo único resultado final será el menoscabo y el grave perjuicio de la importante institución a la que él representa. Todo por cuenta de una persecución política cuyo único objetivo es buscar con esta “campaña” lo que no han conseguido en las urnas: la derrota de Francisco Camps.

Desde todas las instancias y estamentos del Partido Popular se ha afirmado, reafirmado y confirmado el apoyo incondicional de todos hacia nuestro President y la convicción absoluta en su honorabilidad. Nadie, salvo la oportunista e irresponsable oposición parlamentaria, puede creerse, de verdad, este asunto de los trajes.

Aquellos que lo persiguen, no han conseguido el objetivo más importante que se proponían en esta rocambolesca historia: no han podido demostrar la relación de este asunto con la financiación del PPCV como se pretendía. Ni existe enriquecimiento alguno, ni contratación irregular. No se ha podido “armar” semejante carambola ni con la inestimable ayuda de la Fiscalía General del Estado, la de jueces procesados como Baltasar Garzón, ni con la de todos los departamentos que el gobierno Zapatero ha intentado utilizar a este fin.

Ya estamos donde los socialistas querían y lo único que va a quedar demostrado en este procedimiento es la inocencia de Camps y que esto no tiene ninguna relación con tramas de financiación irregular.

El precio que toda la clase política va a pagar por cuenta de esta felonía es muy alto; aunque visto lo visto, no hay precio que el PSOE no esté dispuesto a pagar a cambio de una victoria electoral. Evidentemente a nuestro Presidente le han hecho muchísimo daño, pero la verdad no se puede ocultar y su honradez quedará acreditada con todos los pronunciamientos favorables. No tengan la menor duda.